Me hubiera gustado presentaros a Duna en otra ocasión…pero quizá vosotros, que movéis montañas por ayudar de forma desinteresada a cualquier ser vivo que se os cruza por el camino, comprenderéis mejor que nadie la importancia de compartir noticias como esta.
Ayer Duna nuestra perrita, vomitó en casa, una espuma blanca…en el veterinario han hecho todo lo que han podido para que eliminara el veneno que debía haber ingerido quizá el día antes o dos días antes en uno de sus paseos en Palmanyola, la urbanización donde vivía en Mallorca.
Tristemente, Duna no consiguió superar esa noche.
Duna era hija única de una perrita que mi suegra recogió de la calle, Kira y de Rocco, que venía de la saga de perros de la casa, desde que Popi fue adoptada en un albergue hace ya muchos años y que ha sido su compañero de aventuras en el jardín hasta esta primavera que nos dejó por su edad avanzada, que es la causa por la que deberían morirse todos los seres vivos.
Parece que no es el primer caso de la zona…algún vecino pone veneno cuando le da el aire y se cree con derecho de trabajar de asesino sin saber a quién matará ni con qué motivo…el de justiciero de no sé qué justicia supongo, inconsciente de los daños que pueda producir a familias que son sus propios vecinos.
Duna era de esos perros que son un poco de todos…a cada uno nos buscaba el punto débil…para mi suegra era su niña, ya que le tocó darle el biberón y cuidarla desde sus primeros días. Para Javier era una mantita, siempre subido a sus piernas como si fuera su sofá particular favorito. Para la abuela era su alarma personal, siempre la avisaba de las visitas, de las horas de comer y le hacía visitas a su cuarto para ver si todo estaba en orden y se encontraba bien o necesitaba algo. Para Elisabeth que lleva años trabajando en la casa, era una diva…siempre tan coqueta y señorita…esperando su llegada cada día.
Para los demás, los que vamos de vez en cuando, era el mimo y los paseos por la playa. Una perrita llena de vida, siempre pendiente de su familia humana, sin quitarnos ojo a ninguno.
Tenía 6 años y le quedaban muchos, muchos por delante todavía…además este año había sido mamá y eso le estaba sirviendo para sacar más personalidad suya que no conocíamos, gran educadora, juguetona sin fin con sus cachorros.
Denunciamos hoy, pero me gustaría que llegara todo lo lejos que se pueda, para intentar parar a esos seres que son capaces de dejar venenos para que cualquiera pueda caer con ellos, sabiendo que el que lo haga será con terrible sufrimiento y dolor… nadie se merece morir así.
Si te molestan los animales, habla con tus vecinos, busca lugares comunes para convivir, protesta por lo que te parezca mal, pero no dejes veneno para que cualquiera padezca por tu culpa…ahora eres un asesino…¿y para qué te habrá servido?
FUENTES: Red de contactos de la Asociación ANAA y Fauna en Casa